martes, 17 de julio de 2001

Nuestra fundación como república



Por: Nicolás Toledo Alemán

Como un aporte al entendimiento de las diversas manifestaciones de la venezolanidad, a la comprensión de nuestro sino patrio y como cuerpo hipotético basal para las proyecciones de nuestro devenir como nación, comparto con ustedes este descubrimiento:

Resulta que a comienzos del siglo XX, en la ciudad de Valencia, Estado Carabobo, un señor llamado Ricardo Smith, afecto a la música de Chopin, fue invitado a un recital que daba una niña en su propia casa. Transportado por las polonesas y las mazurcas, de repente fijó su mirada nada inocente (Freud dixit) en el trasero de la infanta, llamándole la atención el que él (el trasero) reposaba, con la intención de elevar a la ejecutante a la altura adecuada al piano, sobre una pila de libros viejos. Intrigado por dichos volúmenes, vale decir, por los libros, le pidió a la niña dejárselos ver y ¡ oh, sorpresa !, uno de los libros en cuestión era, ni más ni menos, EL ACTA DE INDEPENDENCIA DE LA REPUBLICA DE VENEZUELA, la cual se hallaba extraviada desde el 5 de julio de 1811.

Es decir, el Acta sobre la que se funda nuestra independencia como nación, la partida de nacimiento de Venezuela como República independiente y soberana, esa misma que reposa en un Arca en nuestro magno Congreso y a la cual se venera todos los años en actos oficiales, fue durante unos años (los años que necesitó la niña para encaramarse en su piano) un reposa culos...

Recúrrase a este dato fidedigno (o más bien fide-indigno) para repensar nuestro cuerpo de actitudes y valores como venezolanos.

Dios y Federación

A los 185 años de la Independencia...

(basado en información de Oscar Yánez en “Así son las cosas...”)