sábado, 8 de diciembre de 2007

viernes, 7 de diciembre de 2007

¡Te la comiste William Lara!




Por: Nicolás Toledo Alemán


Si yo fuese Chávez, estaría a punto de mandar a William Lara allá, detrás del stadium, bien lejos. ¿Cómo se le ocurre a este sanguijuela venir a defender el uso de la palabra "mierda" por parte del Presidente, trayendo a colación a -y, de hecho, comparando a Chávez con- García Márquez? Si yo fuese Coronel, lo que menos agradecería fuese que, para justificar mi escatología y mi iracundia, me compararan con la frase del Gabo que él pone en boca del coronel Aureliano Buendía: "Comeremos mierda" . Es como decir a los cuatro vientos: los coroneles pueden usar esa palabra, en el fondo Buendía y Chávez, saben de que hablan: ambos son o están comiendo mierda. Buendía por sesenta y cinco años, Chávez por una década menos. Pero el rastacuerismo de Lara es tan poco afortunado que no se percata, además, que la frase en cuestión que escoge para repulírle las gónadas al Presi, la que el Gabo pone en labios de Buendía viene precedida de esto:
—Si el gallo gana —dijo la mujer—. Pero si pierde. No se te ha ocurrido que el gallo puede perder.

—Es un gallo que no puede perder.
—Pero suponte que pierda.
—Todavía faltan cuarenta y cinco días para empezar a pensar en eso —dijo el coronel.
La mujer se desesperó.
—Y mientras tanto qué comemos —preguntó, y agarró al coronel por el cuello de la franela. Lo sacudió con energía—. Dime, qué comemos.
El coronel necesitó setenta y cinco años —los setenta y cinco años de su vida, minuto a minuto— para llegar a ese instante. Se sintió puro, explícito, invencible, en el momento de responder.
— Mierda.

En fin, en su desespero por llegar primero a lamerle las botas, Lara produjo en su genuflexión estas calamidades: 1.- Comparó a Chávez con el Gabo 2.- También con Uslar Pietri 3.- Citó a un Coronel perdedor y solitario 4.- Dijo que Chávez como Buendía comerían mierda 5.- Dijo que ambos habían necesitado cada minuto de sus vidas para llegar a eso 6.- Mencionó que el gallo era perdedor 7.- Recordó que quien agarró al coronel del cuello y lo sacudió con energía fue su mujer... Elocuente y certero el ministrico. Como el personaje del cuento del "Sastrecillo valiente" pudiera repujar en su cinturón la frase: "Siete de un golpe"

lunes, 3 de diciembre de 2007

¿Quién puede asumir el timón?

Por: Nicolás Toledo Alemán


“Si gana el No tendré que iniciar un proceso profundo de reflexión y pensar, en los próximos cinco, en quién puede sustituirme. Al día siguiente pensaré en mi retirada, para ver quién puede asumir el timón”. Hugo Chávez


¿Quién se vislumbra como nuevo timonero? Veamos:
No puede ser Diosdado. En su empeño por ser el delfín ha tenido intervenciones públicas que lo descalifican: no vio más de 600 personas en la ave. Bolívar en la concentración del NO, por ejemplo. Aunque pensándolo bien, eso no le debe desagradar al líder, él mismo alienta ese tipo de trato contra el sentido común y la verdad. Al líder le debe importar si, el fracaso de Diosdado en movilizar a sus potenciales electores en el Estado Miranda donde el rechazo a la reforma debe ser uno de los más altos del país.
No puede ser Jorgito: si bien dio la cara ante los medios (si es que se le puede llamar cara a esa especie de careta guazonesca con alopecia con que se presentó en rueda de prensa) a él le corresponde ser el padre de la derrota ya que Chávez negará esa paternidad como lo hace cada vez que trae al mundo tortas.
No puede ser Jessie: si le traiciona el subconsciente tan fácilmente, dando ganador al NO dos días antes de las elecciones, como será cuando tenga que defender al indefendible que te conté cuando sea "el gobierno anterior".
No puede ser Iris, ni Cilia, ni Desiree porque sus anexos al proyecto original de Reforma la hicieron más intragable aún.
No puede ser ningún gobernador: ¿cómo serlo si ni siquiera movilizaron gente a los mitines ambulantes de empleados públicos, comprados unos, chantajeados todos?
No puede ser Nicolás: como serlo si a él le debe los fracasos más estrepitosos en política internacional amén de que no le pudo llevar unas cartas y unos videos hasta París a tiempo de mostrárselos a Sarkosy.
No puede ser Arias Cárdenas: cómo así si no le tiene el más mínimo respeto y lo tiene lejos tan sólo porque gallina no puede ver sal.
Tampoco puede ser William Lara: pues lo único peor que un Aló Presidente sería un Aló Presidente con William Lara.
No puede ser Rafael Ramirez: porque si le da más infulas ahora como delfín puede que deje de tapar los agujeros que hacen tan negra a la caja de Pdvsa.
Como faltan cinco años, tal vez y opte por preparar a Carlos Sierra el aguerrido dirigente de las faccios estudiantiles; ahora que todavía tiene tiempo de que se nos olvide que cobra tarifa de los cuerpos de seguridad de la Alcaldía de Caracas.
Una cosa será segura, el desfile de candidatos le garantizará al comandante tal vez una dicha que la mayor parte de los mortales nunca disfrutaremos: la de llegar a conocer cuán profunda es la soledad del que todo decide y nada le reconforta.

Ese no es el resultado definitivo


Por: Nicolás Toledo Alemán


Los resultados anunciados en la madrugada por el CNE, no serán los resultados definitivos.El anuncio hecho por la rectora Tibisay Lucena luego de casi cuatro horas de negociaciones entre Chávez y los militares es el producto de haber escogido con pinzas el más favorable mix posible para que Chávez pudiera conformar una matriz de opinión que le lavara la cara y mitigar así en los medios nacionales e internacionales, los efectos políticos de su derrota.

Hoy los titulares de la prensa mundial hablan de un resultado cerrado y de un Presidente demócrata que reconoce los resultados adversos y de un sistema electoral confiable y limpio.

Ese 88% de actas escrutadas (cifra basada en información periodística al momento de hacerse el anuncio) que supuestamente dio una diferencia de +/- 130.000 votos, a decir del CNE, suponen una tendencia irreversible. Si el resultado fue tan cerrado como dicen, esa frase tiene dos componentes que no pueden ser ambos verdad: o la diferencia no es de 130 mil votos, o faltando 12% de votos por escrutar, el resultado anunciado no puede ser irreversible. La única manera en que ambos componentes coexistan en una misma frase es que se conozcan ya los resultados del 100% de los votos y estos den una irreversible victoria al NO.

Las encuestas de Consultores 21 no dejan lugar a dudas tal y como quedará constancia en la memoria escrita venezolana.

Ese boletín no habla de “los primeros 9 millones de votos (88%) que llegaron al CNE” sino de la mejor mezcla posible escogida con pinzas para complacer a Chávez. Eso era lo que cocinaban en esas largas horas entre las 8 y las 2 de la mañana. Por eso no dejaron entrar a los testigos del Bloque del NO a la sala de totalización.

Apuesto lo que sea a que, una vez se conozcan los resultados definitivos (para lo cual no debemos cejar en demandarlos) la victoria del NO será más contundente, abierta y ajustada al verdadero sentir soberano del pueblo venezolano.

El resultado real debe ser unos 5 ó 6% más para el NO.

Anótenlo.

domingo, 2 de diciembre de 2007

Abstencionismo ¡NO!

Por: Nicolás Toledo Alemán

Me han comentado angustiosamente acerca de una supuesta ausencia de electores en las mesas electorales. Este hecho , de ser cierto, podría atentar contra las opciones del NO. No obstante, tengo mis razones para dudar de este supuesto ausentismo. He aquí mis razones:

1.- Si, como se dice, no hay gente: ¿por qué están pidiendo que quiten las captahuellas porque estarían constituyendo un cuello de botella?

2.- Si, como se dice, no hay gente: ¿No será porque el procedimiento es más rápido y sencillo que las anteriores elecciones y por ello, la gente fluye más rápido?

3.- Si, como se dice, no hay gente: ¿No será que la gente prefiere ir a votar hacia el final de la tarde para poderse quedar a los escrutínios y cuidar así su voto?

4.- Independientemente de que sea o no verdad que haya poca gente en las colas: ¿A quién le conviene más propalar la especie de que hay poca gente: al gobierno o a la oposición?

5.- Por último, ¿no pudiera ser que quienes no están motivados a votar sean, precisamente, los venezolanos que conforman la base electoral chavista?

Dejemos de hacer correr mitos urbanos. Interpretemos el "carómetro" de lado y lado y vayamos a votar los que aún no lo hemos hecho.

“A Chávez se le subió el petróleo a la cabeza” Por Joaquín Villalobos Revista Semana-

Para Villalobos, la amistad del presidente Hugo Chávez con el presidente iraní Mahmud Ahmadinejad es de una gran ingenuidad, ya que Irán no es gobierno de izquierda


















POLítica internacional

“A Chávez se le subió el petróleo a la cabeza”

El ex comandante del Fmln (la guerrilla salvadoreña), Joaquín Villalobos, analiza para SEMANA las últimas acciones del Presidente venezolano. Según Villalobos, fracasó 'la radicalización revolucionaria artificial pagada'.

Fecha: 12/01/2007 -1335
Los insultos de Hugo Chávez no parecen ser una política pensada, sino acciones compulsivas para ser noticia. El coronel gobierna su país usando mucho la radio y la televisión para denunciar supuestas conspiraciones y asesinatos en su contra; pero también para cantar, recitar poemas, insultar, contar chistes, regañar e incluso, en una ocasión, hasta hizo cantar el "happy birthday" a Fidel Castro. Sin embargo, todo esto contrasta cuando en su intento de golpe de Estado en febrero de 1992, se rindió después de 12 horas de combate, y luego, cuando en abril de 2002 firmó su renuncia sin presentar resistencia. Fidel Castro, en un artículo publicado recientemente en el Granma. justifica la debilidad del coronel al decir que en abril de 2002 fue él (Castro) quien le pidió que "no se inmolara", es decir, que fue una rendición autorizada. Considerando el valor de los soportes venezolanos hacia Cuba, se entiende la necesidad que tiene Castro de absolver a Chávez de aquel "pecado revolucionario".


Sin duda las mejores habilidades sicológicas para manejar al coronel las había mostrado el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, quien por cierto ha sobrevivido a varios atentados reales. Pero eso terminó cuando debió pedirle que dejara de ser mediador con las Farc. Luego de la Cumbre Iberoamericana también salió dañada la relación con España y el presidente Zapatero, quien era para Chávez el interlocutor más tolerante en Europa. Las relaciones con Lula se complicaron cuando el coronel insultó al Congreso brasileño, y con Chile cuando llamó "pendejo" al socialista José Miguel Insulza, secretario general de la OEA. Incluso en Cuba, estando con Fidel Castro, habló de dos presidentes y dos países, olvidándose de Raúl Castro. Su política exterior es perder amigos y provocar a sus enemigos.

Al coronel lo han sostenido tres pilares: el petróleo, la popularidad y una compleja red de alianzas internas hacia la izquierda y hacia la derecha. De estos tres soportes, lo principal han sido las alianzas. Mientras la oposición intentó derrocarlo por la fuerza, la posición de víctima le produjo votos, popularidad y poder real; así ganó elecciones, controló la justicia, las Fuerzas Armadas, el Consejo Electoral y el petróleo. Sin embargo, al concentrar poder, asumió la posición de victimario, se propuso radicalizar artificialmente su 'revolución' y comenzó a actuar en contra de la mayoría de la opinión pública, incluso de sus seguidores, así cerró un canal de televisión y abrió conflictos en sus propias filas al imponer la unidad de toda la izquierda en el Partido Socialista Unificado de Venezuela (Psuv). Esto fue rechazado por tres partidos de su alianza.

Para Villabos, Chávez se está debilitando por pelear en demasiados frentes.La reñida campaña por el referendo es una prueba de ello
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Comenzó a cuestionar la propiedad privada y los lujos, cuando en realidad muchos de sus seguidores entienden la Revolución Bolivariana como la mejor oportunidad para comprar propiedades y tener lujos. Venezuela es un país consumista donde la austeridad es subversiva hasta en la izquierda. Es el tercer importador de whisky del mundo y hay que esperar dos meses para poder comprar un auto de lujo. Por otro lado, el coronel ha mantenido dividido al sector privado al dar oportunidades de negocios a unos empresarios mientras se las cerraba a otros, pero con sus ataques a la propiedad se está convirtiendo en enemigo de todos.

Chávez quiere imponer la reelección indefinida y aplastar a toda la clase política venezolana, incluida la que está emergiendo entre sus propios seguidores. Venezuela ha vivido en democracia por muchos años, no importa si ésta ha sido imperfecta, su historia y cultura política no permiten la institucionalización del caudillismo y del autoritarismo como ocurrió en Cuba, que no conocía la democracia. Chávez pretende armar un ejército partidario formando milicias populares para convertirlas en un poder militar paralelo que amenazaría directamente a las Fuerzas Armadas de Venezuela, que han sido uno de sus principales soportes. Se puede deducir de las declaraciones del ex ministro de Defensa general Baduel, que el soporte de las Fuerzas Armadas tiene como frontera las políticas sociales.

El intento de mediación de Chávez no sirvió para liberar a los rehenes colombianos en poder de las Farc, pero evidenció que el Presidente de Venezuela considera que un cartel de narcotraficantes constituye un movimiento insurgente legítimo. Esta ingenuidad ha provocado que en Venezuela crezca el poder del crimen organizado. Las intercepciones de cargamentos de droga que salen de su territorio son cotidianas y ocurren con el apoyo de policías y militares. Chávez le abrió las puertas a un fenómeno que corroe la autoridad de su propio gobierno, porque donde el narcotráfico se instala, crea base social, coopta los poderes locales, domina territorios y multiplica todo tipo de delitos.

La política exterior del gobierno de Chávez de aliarse con Irán es una ingenuidad todavía mayor. Irán no es gobierno de izquierda, sino todo lo contrario, y su conflictividad con Occidente es totalmente distinta de las diferencias que existen y han existido entre las izquierdas y Estados Unidos. Si estalla una guerra de los norteamericanos contra Irán, más allá de que ésta fuera injusta o errada, la política exterior de Chávez arriesga que el territorio venezolano sea utilizado por terroristas, incluso contra su voluntad. El coronel, por ignorancia y fanfarronería, está poniendo en peligro la seguridad estratégica de Venezuela. Todo esto ocurre en un país en el que la ineficiencia del gobierno ha generado escasez de comida a pesar de haber abundancia de dinero. Un país que a pesar de ser gobernado por la fuerza, no tiene fuerza para proteger a los ciudadanos más pobres frente a la delincuencia. Un país donde los estudiantes luchan en contra de una 'revolución', cuando lo normal es que los estudiantes luchen por la revolución.

El resultado del referéndum es incierto a la hora de escribir este artículo, pero para efectos prácticos, se puede decir que Chávez se ha metido en un juego en el que si gana, pierde, y si pierde, también pierde. Una victoria y la implementación de las reformas lo obligarían a romper las alianzas que lo sustentan, y una derrota significaría el fin definitivo de su popularidad. Lo que sigue después del referéndum será sólo cuesta abajo, Chávez se está debilitando por pelear en demasiados frentes. El miedo a la revancha comenzará a convertirse en el instrumento para mantener unidas sus filas, y los llamados a la reconciliación de la oposición, en su peor amenaza. El coronel está despilfarrando el dinero, acabando con su popularidad y destruyendo las alianzas que lo han sostenido. Es difícil saber cuánto más le durará a Chávez su fuerza, quizá meses, quizá años, pero sin duda estamos frente al fracaso de su radicalización revolucionaria artificial pagada, todo porque al coronel se le subió el petróleo a la cabeza.

sábado, 1 de diciembre de 2007

Nuestro pronóstico sobre el referendum

Por: Nicolás Toledo Alemán

No: 55,7%

Si: 44,4%


No es de Izquierdas, es fascista. Por Ibsen Martínez

Publicado hoy en el Diario El País de España





El referéndum para reformar la Constitución venezolana pretende culminar la llamada "revolución bolivariana". Pero los jóvenes se han convertido en la inesperada némesis de un régimen militarizante.

Por Ibsen Martínez

Con una población de unos 26 millones de habitantes, Venezuela tiene 1,4 millones de estudiantes universitarios. Los sondeos más confiables arrojan que el 75% de ellos están en contra de la reforma constitucional urdida a solas por Hugo Chávez, aprobada en volandas y a puerta cerrada por su Asamblea Nacional y cuya sanción definitiva se votará en el referéndum de mañana domingo.


Cita:
Chávez pasó de llamar a los estudiantes "niños de papá" a calificarlos de "agentes de la CIA"


No son pocos los chamos (el modismo venezolano para "muchachos") que se oponen a algo que la sorna criolla ha bautizado polisémicamente como "la deforma".

El movimiento estudiantil que, desde mayo pasado, desafía en las calles con tácticas de pacífica resistencia civil las más aparatosas medidas tomadas por Chávez para acallar arbitrariamente los medios independientes privados, ha resultado un agente colectivo novedoso tanto para la durante años errática dirección política opositora como para el propio Chávez.

Me apresuro a decir que este artículo no pretende reseñar lo que los enviados especiales de la prensa mundial ya han divulgado suficientemente, en muchos casos con no poca simpatía hacia estos chamos. Pero no me perdonaría seguir adelante sin compartir con los lectores de EL PAÍS el intercambio ocurrido entre una reportera de la televisión oficial que hace pocos meses, sorprendida en el fondo como el que más por la repentina aparición de millares y millares de chicos y chicas de todos los sectores sociales en las manifestaciones de protesta, entrevistaba a uno de sus dirigentes:

-¿Pero de dónde han salido ustedes? ¿Dónde han estado todos estos años?

-Estábamos creciendo, mamita -fue la fulminante y jocunda respuesta del chico quien, efectivamente, y como los millares que se han incorporado al llamado "Bloque por el No", contaría sólo nueve u 11 años de edad cuando el comandante ganó las elecciones de 1998. Chávez tiene ciertamente en los estudiantes universitarios a un inopinado adversario dispuesto a darle pelea a sus designios autocráticos y totalitarios más allá del 2D.

En varias ciudades de Venezuela, ya sea que estudien en planteles de educación privados o públicos (donde el chavismo, pese a todo su poderío institucional y económico, no ha podido en casi una década ganar una sola elección en los consejos estudiantiles), los muchachos se han convertido en la inesperada némesis de un régimen crecientemente militarizante.

La respuesta del presidente de Venezuela ha sido tan intemperante y desatinada como cabía esperar. En poco tiempo ha pasado de despacharlos como "niños de papá" a llamarlos "agentes de la CIA"; bien pintándolos como bobalicones "peones del imperio"; bien como peligrosos terroristas conchabados con un protervo plan golpista de la "oligarquía".

Lo que estas notas buscan, más bien, es oponer algunos argumentos que contradicen campanudas aseveraciones hechas, una y otra vez, por los valedores extranjeros que Chávez y su "revolución bolivariana" se han granjeado entre algunos sectores de la izquierda política, académica y mediática del llamado Primer Mundo.


Cita:
Los petro-Estados son incapaces de sacar provecho de los 'booms' de los precios


Es sabido, también, que Chávez, en su obsesión mediática, ha reducido la cancillería venezolana a ser sólo una versión criolla de la célebre Secretaría de Información y Turismo franquista.

Ello explica por qué, y es sólo un ejemplo, el embajador venezolano ante el Reino de España, don Alfredo Toro Hardy, publicase el jueves pasado en El Universal de Caracas un artículo reproducido en medios globales de Internet. Pretendiendo tapar con un dedo nuestra interminable discordia nacional, Toro Hardy termina diciendo: "En síntesis, los venezolanos son los ciudadanos más satisfechos de Latinoamérica en términos del funcionamiento y la equidad de su democracia y de la situación de su economía".

Llegado aquí, me serviré de las declaraciones que el joven líder estudiantil venezolano Jon Goicoechea, en modo alguno un niño de papá sino el nieto de laboriosos inmigrantes vizcaínos que acumula cum laude como estudiante de Derecho en la Universidad Católica Andrés Bello, brindó esta semana al corresponsal de La Vanguardia de Barcelona: "Chávez no es de izquierda: es fascista".

¿Con qué razones desaira de este modo este crío el docto parecer de gente tan engagé como Tariq Ali, Ignacio Ramonet, Gaspar Llamazares y, hablando en general, de todo lo que la guasonería criolla llama "eurochavismo"? ¿Será posible que, en Venezuela, pese a la prédica a favor de los pobres, la amistad con Cuba y la vociferación antiimperialista contra Bush, los adelantados del emperador Carlos V y el rey Juan Carlos de Borbón, haya comenzado a condensarse una oposición "de izquierda" al comandante Hugo Chávez?

La pregunta es oportuna, creo, porque con frecuencia escuchamos a voceros del eurochavismo exclamar "¿Cuántas elecciones tiene que ganar Chávez para que se le tenga por demócrata?".

Hacer algo de historia reciente quizá vendría bien. En 1996, casi al mismo tiempo que Hugo Chávez terminaba su travesía del desierto predicando -justo es recordarlo- el abstencionismo electoral, Fareed Zakaria terminaba de escribir un ensayo llamado a ser muy influyente en breve tiempo. Uno de los párrafos iniciales de este ensayo, titulado The rise of Illiberal democracies (El ascenso de las democracias no liberales), decía lo siguiente:
"Regímenes democráticamente electos, a menudo, regímenes que han sido reelectos o reafirmados en virtud de referenda, están ignorando rutinariamente los límites constitucionales al poder y despojan a sus ciudadanos de derechos y libertades básicos. Ya se trate del Perú o de la Autoridad Palestina, de Sierra Leona o Eslovaquia, de Paquistán o las Filipinas, asistimos al ascenso de un perturbador fenómeno internacional: la democracia no-liberal". Nótese que Chávez no aparecía todavía en escena.

Llegado el momento, Zakaria hizo de su ensayo la nuez de un libro, El futuro de la libertad (Taurus, Madrid, 2003). "En realidad" -sigo invocando a Zakaria- "este paquete de condiciones [imperio de la ley, separación de poderes y libertades básicas], que podrían llamarse 'liberalismo constitucional' es teóricamente diferente e históricamente distinto de la democracia a secas".

Zakaria señala algo valioso al advertirnos que en el mundo que nos ha tocado vivir, a fines del siglo XX y albores del XXI, la democracia puede estar floreciendo, mas no el liberalismo constitucional.

En el caso de Venezuela se añade el fenómeno de ser nuestro país un petro-Estado heredero de la tradición regalista española: el petróleo de nuestro subsuelo nunca ha sido ni de los ricos ni de los pobres, sino tan sólo del Estado; esto es: "del Gobierno". Los petro-Estados se caracterizan por su incapacidad para sacar provecho de los booms de precios, y por su munificencia sin controles: Chávez halló 13 ministerios y hasta la fecha ha creado 30 más sin que la pobreza ni la corrupción hayan disminuido un ápice.

En cuanto a lo ideológico, el bolivarianismo -"la única filosofía política que los venezolanos hemos sido capaces de discurrir en casi dos siglos de vida independiente", como afirmó el desaparecido historiador venezolano Luis Castro Leiva- es un historicismo de la peor especie que entraña una moral inhumana e impracticable y, por ello mismo, tremendamente corruptora de la vida republicana. Una perversa "escatología ambigua" que sólo ha servido para alentar el uso político del pasado.

¿Puede extrañar que entre los integrantes del bloque por el NO, se cuenten ahora sindicalistas de raigambre trotskista que llevan años resistiendo los designios de Chávez de crear un sindicalismo dirigido desde Palacio? ¿O que Podemos, una importante fuerza de su coalición de izquierdas y que en las presidenciales de 2006 obtuvo 800.000 votos, más varias gobernaciones, se oponga hoy vehementemente a la reforma?

Si hiciese falta otro indicio de que una izquierda democrática insurge contra el autoritarismo militarista y de partido único de Chávez, ahí están los chamos como Goicoechea que siempre, siempre, están a la izquierda

Ibsen Martínez