sábado, 11 de junio de 2011

Palabras en el Homenaje a Simón Sáez Mérida




Al principio fue una foto puesta en Facebook:


La foto en blanco y negro muestra a 8 hombres posando al estilo en que lo hace un equipo deportivo. Se trata de 7 profesores y 1 estudiante de la Escuela de Sociología y Antropología a fines de los años 70’s, comienzos de los 80’s. Entre ellos hay un británico, un chileno, tres argentinos y tres venezolanos, visten ropa deportiva y formaban parte de un campeonato de futbolito que se organizó entre profesores y estudiantes de aquella época. La foto es de José (el Gato) Rojas y fue puesta en Facebook por ese archivo andante de recuerdos y cariños que es Johny Ascanio.

Quedará para la historia -y por pura casualidad- que el primero que comentó esa foto fui yo. Mi primer comentario al verla fue el siguiente: ¡Qué maravilla de foto! Este tipo de actividad es impensable en la Escuela actual. Qué lástima.”

Lo que me maravilló de la foto fueron dos cosas: que volvía a ver después de tantos años a personas que significaron tanto en mi vida como mis profesores Dick Parker, Carlos Sabino, Vladimir Acosta, Hugo Calello, Simón Sáez Mérida y mi compañero de clases Juan Guevara y que me demostraba contundentemente que nuestra escuela fue, en algún momento, algo vivo, en sus acepciones de humano, activo, vivaz, fuerte y vivible, que también hubo algo que ya no queda, que fue y ya no es, ese constatar que el erial en que la hemos convertido con los años se nos muestra aún más terrible cuando gracias a la foto podemos ser testigos de lo que dejamos atrás.

¿En qué pensaba cuando me lamentaba? En que personas tan distintas y hasta enfrentadas en recorridos vitales, posturas políticas, maneras de ver la vida y con estructuras valorativas muy disímiles podían, no obstante, divertirse sanamente haciendo parte de un mismo esfuerzo de equipo, que profesores y estudiantes pudieran compartir olvidando por momentos la existencia de una jerarquía, pero sin que perdiéramos, ni por un mínimo instante el respeto y la admiración por nuestros docentes y ellos por sus pupilos. Que los integrantes de la escuela tuviésemos la altura de miras como para valorar lo que estos intercambios significaban para construir comunidad.

En pocos días esa foto prendió la pradera. Entre el 5 y el 22 de enero de este año, 98 comentarios se sucedieron de más de 30 personas que hoy, a 30 años del momento que capta la foto, vivimos dispersos en cuatro o cinco países de tres continentes. Pasamos de comentar la foto y sus protagonistas a recordar anécdotas…, hasta que Fran Argelis Salcedo propuso recopilarlas y Carmen Ferris recogió el guante de hacer la edición del libro electrónico. En pocas semanas se recopilaron los textos que evocaban al “viejo”, las fotos que aún conservábamos y toda la buena vibra que siempre acompañó este proyecto. Luego vino la idea de hacer algo para que las nuevas generaciones de la Escuela supieran de nuestra admiración y agradecimiento por Simón, supimos de la existencia de planes concretos para mejorar esta sala que lleva su nombre y quisimos colaborar en su dotación y en cinco escasos meses logramos lo poco o mucho que hoy estamos presenciando en este acto homenaje.

No obstante hay algo que no se ve, algo que no se extingue, un grupo de compañeros, muchos de los cuales no nos veíamos desde hacía más de 30 años, nos contactamos a través de las redes sociales para descubrir que continuaban existiendo lazos uniéndonos fuertemente, lazos que se tejieron en esos pocos años de nuestra estadía en nuestra escuelita, que a pesar de los derroteros que cada quien emprendió y de las distancias geográficas, pero también políticas y valorativas, en una palabra vivenciales, que hoy nos separan, seguíamos teniendo un discurso compartido, una coral basada en querencias, remembranzas, saudades y fuertes valores. Nos descubrimos personas, buenas personas.

Esa voz coral tomo forma gracias a la tecnología, mírenla…




... se trata de un gráfico de nube en la que se recopilan las 150 palabras más recurrentes en nuestro discurso colectivo mientras comentábamos la foto. El tamaño de cada palabra da cuenta de su frecuencia de mención.

Sólo quiero destacar la presencia de palabras tan significativas como amistad, abrazos, afectos, acuerdos, bien,­­­ cariño, gracias, integridad, familia, memoria, recuerdo, vivencias, vida y siempre entre otras, ¡qué mejor compañía lingüística para custodiar a esas tres que nos reúnen hoy “profesor”, “Viejo”, “Simón”!

Esas palabras las escribimos nosotros, están en nuestro vocabulario, sabemos su significado, queremos decir y nos vienen a la mente para que sea dicho, construimos realidades con ellas… Una sociedad no se cambia con palabras, pero ninguna se podrá construir si antes no la nombramos. Del uso de estas simples y llanas palabras, con su conjunción sólo puede salir una realidad mejor, hagámoslas de uso cotidiano y podrán decir de nosotros como dijo Saramago: El mundo está cambiando y ellos saben que deben buscar en sí mismos las personas nuevas en que se convertirán.

Muchas gracias por la oportunidad


Por: Nicolás Toledo Alemán

Acto en Homenaje al Profesor (+) Simón Sáez Mérida

Escuela de Sociología UCV

10 de Junio de 2011

2 comentarios:

ARACELI dijo...

Nicolás, qué hermoso escrito y qué propicio homenaje!
La recopilación de palabras del gráfico de nubes, nos conducen a valorar al ser humano como tal y a la unión, para reencontrarnos como personas y como país.
Te felicito a tí y a los amigos que decidieron hacer este trabajo.

Yetty dijo...

Gracias Nicolas querido, por estas palabras y por las que se te quedaron en el corazón pero que eran visibles para todos.
Que bueno evocar otros tiempos y buscar en lo que hoy decimos de esos tiempos, posibilidades, sueños para el futuro, para el sueño....
Te quiero siempre Nico.
Un beso del corazón
Yetty