
Por: Nicolás Toledo Alemán

Es lo de las encuestadoras una  maniobra manejada desde el gobierno para que la gente vaya a votar??? ¿Qué dice  la tuya, incluso con abstención??
¿Qué opinas de todo este asunto?
Abrazos  y felicidades por tu excelente blog..  
Ariel
Le respondo: todas las  encuestas están dando aproximadamente lo mismo. Difieren entre si por el marco  muestral que están usando o por la metodología empleada. Así, Hinterlaces  utiliza encuestas telefónicas. En esas encuestas el NO sale abultado  porque la  penetración telefónica no es proporcional en todas las clases sociales. La de  Mercanálisis es en cinco ciudades, el NO sale abultado porque no está  representado ni todo el país urbanizado, ni mucho menos el rural. La de Seijas  son sólo 600 casos, el margen de error debe estar por el +/- 4%. La de Datanálisis, la de Keller y la de C21 son urbanas, en ciudades de más de 20.000.  Tienen 1200 casos las dos primeras (+/- 2,89 de error) y 1500 casos la de C21  (+/- 2,58% de error). En mi opinión estás últimas son las que más cerca están de  la verdad, aunque se refieren al 80% de población más urbanizada y  dejan por fuera al 20% más rural y proporcionalmente más chavista del  país.
Qué están diciendo  todas (independientemente del dígito que publiquen): 1.- que la gente no quiere  la reforma. 2) que no la conocen, 3) que preferirían votarla por separado, 4)  que votarían mayoritariamente NO (aquí difieren y dicen cifras entre 52% y 67%),  5) que la abstención debe estar entre 40% y 50%.
También a todas les da,  pero no todos los medios lo dicen, que ENTRE VOTANTES, las proporciones  cambian y el SI ganaría debido a la abstención del  NO.
a otra discusión es si  debemos votar NO o abstenernos. En mi opinión es una clásica disyuntiva entre la  ética y la política. Éticamente, los abstencionistas tienen razón: votar es  convalidar ilegalidades, inmoralidades, trampas y abusos. Pero políticamente no  la tienen: la reforma gana así y un solo venezolano votara por ella. No es lo  mismo que nos maten a que nos suicidemos. Si nos van a robar la elección, hay  que ponérselas difícil. Es más difícil borrar a cuatro o cinco millones de  electores que convencer a la opinión pública de que los que se abstuvieron en  realidad están avalando la reforma y prefirieron irse a la playa o a comprar la  navidad. Me da la impresión de que no entienden que la política es un conjunto  de procesos dinámicos. Para ellos es una confrontación definitiva: se gana o no  se gana, punto. No hay día después. Se toma la Bastilla y se decapita al  príncipe, el Palacio de Invierno y se fusila al Zar. Si se falla, hemos perdido,  fracasado y será mejor el exilio, el retiro o el suicidio más o menos  deshonroso. 
Pero resulta que el  proceso político, con todas sus riquezas nos dice que un gobierno puede robar  una elección, pero eso trae consecuencias impredecibles: funcionarios a los que  le empiezan a flaquear las convicciones; cabos sueltos que salen a la luz  pública; cambios en las correlaciones de fuerza (caso Podemos, PCV, etc.), se  barajan las lealtades, se producen trastornos internos, la comunidad  internacional presiona, los militares se ven obligados a definirse de bando, la  propia gente ve escamoteado su voto y este tiene un valor simbólico muy grande,  se reacomodan las alianzas, etc. etc.
Ahora, faltando apenas  dos semanas, no hay tiempo para nada. Estaremos jodidos una vez más. Unos iremos  a votar, para que nos llamen ingenuos o colaboracionistas, otros se quedarán en  su casa y se consolarán con que no sucumbieron. Los otros, siendo apenas un 30%  de la población volverán con su ¡Uh, Ah, Chávez no se va! creyéndose dueños de  este país.
Ni siquiera parece que  haya dirigencia alguna que salga el 2 de diciembre en la noche a decir, al  menos, que una Constitución a la que sólo le vota un tercio de la población no  puede ser legitima. Lo que si habrá es gente de oposición que le entrará a  cuchilladas a la otra gente de oposición. ¡Así, así, así es que se  gobierna!
 
 



